Keynesianismo

El keynesianismo es una de las corrientes económicas más influyentes del siglo XX, cuyas ideas han moldeado políticas gubernamentales y respuestas a crisis económicas globales. Este artículo explora qué es el keynesianismo, su origen, características principales y ejemplos de su aplicación en el mundo real.

¿Qué es el keynesianismo?

El keynesianismo es una teoría económica desarrollada por el británico John Maynard Keynes (1883–1946), que sostiene que la demanda agregada (el gasto total en bienes y servicios en una economía) es el motor principal del crecimiento económico. A diferencia de las teorías clásicas que confían en la autorregulación de los mercados, el keynesianismo propone que, durante recesiones, los gobiernos deben intervenir activamente para estimular la demanda mediante políticas fiscales y políticas económocas.

Keynesianismo

La premisa central es que las economías pueden sufrir períodos prolongados de desempleo y bajo crecimiento debido a una demanda insuficiente. Para contrarrestar esto, Keynes abogó por el gasto público en infraestructura, subsidios o reducciones de impuestos, incluso si esto implica déficits presupuestarios temporales.

Origen e Historia

Contexto histórico: La Gran Depresión
El keynesianismo surgió como respuesta a la incapacidad de las teorías económicas clásicas para explicar y solucionar la Gran Depresión de los años 1930. Durante esta crisis, el desempleo masivo y la caída de la producción desafiaron la creencia de que los mercados se ajustarían por sí solos a largo plazo.

La obra de Keynes: “Teoría General”
En 1936, Keynes publicó La Teoría General del Empleo, el Interés y el Dinero, donde argumentó que la demanda agregada determina el nivel de actividad económica. Criticó la idea de que los salarios y los precios se ajustarían automáticamente para restaurar el equilibrio, destacando que, en situaciones extremas, la economía podía quedar estancada en un equilibrio de subempleo.

Adopción y auge en el siglo XX
Tras la Segunda Guerra Mundial, el keynesianismo se convirtió en la base de políticas económicas en Occidente. Países como Estados Unidos y Reino Unido implementaron programas de gasto público para reconstruir economías y mantener el empleo. Además, instituciones como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Mundial, creadas en Bretton Woods (1944), incorporaron principios keynesianos.

Declive y resurgimiento
En los años 1970, el keynesianismo enfrentó críticas por su aparente incapacidad para resolver la estanflación (alta inflación con bajo crecimiento). Esto permitió el ascenso de teorías neoliberales, como el monetarismo de Milton Friedman. Sin embargo, la crisis financiera de 2008 revivió el interés por las ideas keynesianas, ya que gobiernos recurrieron a estímulos fiscales para evitar depresiones económicas.

Características Principales

Entre sus principales características se encuentran:

  1. Enfoque en la demanda agregada
    Keynes sostenía que el consumo, la inversión, el gasto público y las exportaciones netas determinan el nivel de producción y empleo. Si la demanda es baja, el gobierno debe compensarla.
  2. Intervención estatal activa
    Propone que el Estado actúe como estabilizador mediante políticas anticíclicas: gastar en recesiones y ahorrar en expansiones.
  3. Uso de políticas fiscales
    Prioriza el gasto público y los impuestos sobre el control de la oferta monetaria. Por ejemplo, invertir en obras públicas para crear empleo.
  4. Multiplicador keynesiano
    Un concepto clave: el gasto gubernamental genera un efecto multiplicador, ya que los beneficiarios (empleados, empresas) reinvierten o gastan sus ingresos, estimulando más actividad económica.
  5. Escepticismo hacia la autorregulación
    Critica la idea clásica de que los mercados se equilibran solos. Keynes destacó la “trampa de liquidez”, donde las personas prefieren mantener efectivo en vez de invertir, paralizando la economía.
  6. Importancia de las expectativas
    El pesimismo de empresarios y consumidores puede profundizar las crisis. Por ello, el Estado debe restaurar la confianza mediante acciones decisivas.

Ejemplos de Aplicación del Keynesianismo

  1. El New Deal en Estados Unidos (1933–1939)
    Durante la Gran Depresión, el presidente Franklin D. Roosevelt lanzó programas masivos de obras públicas (carreteras, presas) y subsidios agrícolas para reducir el desempleo y reactivar la demanda. Aunque controvertido, sentó un precedente para la intervención estatal.
  2. Reconstrucción post Segunda Guerra Mundial
    Países europeos utilizaron políticas keynesianas para reconstruir infraestructuras y sistemas productivos. El Plan Marshall (1948), financiado por EE.UU., inyectó miles de millones en Europa Occidental, estimulando la demanda y evitando crisis sociales.
  3. Respuesta a la crisis de 2008
    Tras el colapso financiero, gobiernos como el de Barack Obama en EE.UU. aprobaron paquetes de estímulo (como el American Recovery and Reinvestment Act de 787 mil millones de dólares) para salvar bancos, invertir en energía renovable y crear empleos.
  4. Políticas durante la pandemia de COVID-19 (2020–2021)
    Países de todo el mundo implementaron transferencias directas a ciudadanos, subsidios a empresas y ampliación de sistemas de salud. Por ejemplo, la Unión Europea suspendió reglas de déficit para permitir gasto masivo en ayudas.

Críticas y Vigencia Actual

Críticas al keynesianismo

  • Riesgo de inflación: El exceso de gasto público puede sobrecalentar la economía.
  • Deuda pública: Los déficits continuos aumentan la deuda, limitando el margen de acción futura.
  • Incentivos distorsionados: Algunos argumentan que el Estado no siempre gasta eficientemente.

Vigencia en el siglo XXI
Aunque el keynesianismo puro ha evolucionado, sus principios siguen siendo herramientas clave en crisis. La combinación con otras teorías (como el neokeynesianismo, que incorpora expectativas racionales) refleja su adaptabilidad. En un mundo con desafíos como el cambio climático y la automatización, la idea de un Estado activo en la economía sigue siendo relevante.

Conclusión

El keynesianismo revolucionó la economía al demostrar que los gobiernos tienen un papel crucial en mitigar las crisis. Desde la Gran Depresión hasta la pandemia de COVID-19, sus enseñanzas han guiado respuestas políticas para proteger empleos y estabilizar economías. Si bien no está exento de críticas, su legado perdura como un recordatorio de que, en tiempos de incertidumbre, la acción colectiva puede marcar la diferencia.

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